¿Por qué está dividido en dos hemisferios nuestro cerebro? Y ¿qué importancia tiene? Somos seres aproximadamente simétricos – dos piernas, dos brazos, dos pulmones, dos ojos, etc. – entonces, ¿no es de esperar tener dos hemisferios? ¿Los dos hemisferios son simplemente una consecuencia de cómo nos hemos formado en el vientre, o hay una razón más profunda?
La neurociencia ha podido identificar distintas zonas del cerebro dedicadas a diferentes funciones. La realidad es un poco más compleja dado que el cerebro es, sobre todo, una entramado de conexiones. Todas las funciones que realiza el cerebro involucran a extensas redes de neuronas. Tal vez más que la ubicación de unas neuronas especializadas, sea interesante entender cómo están conectadas.
Los pájaros también cuentan con un cerebro divido en dos hemisferios. Como es nuestro caso, un hemisferio recibe información sensorial y controla el movimiento del lado opuesto del cuerpo. Resulta que los pájaros usan el ojo izquierdo (vinculado con el hemisferio derecho) para vigilar posibles depredadores, mientras que usan el ojo derecho (vinculado con el hemisferio izquierdo) para perseguir a una presa. Los seres humanos tenemos diferencias entre los dos hemisferios muy parecidas.
La diferencia esencial entre los hemisferios no se trata de las funciones que cada uno desempeña, sino del tipo de atención que cada uno presta. El tipo de atención que prestamos es muy importante porque condiciona completamente nuestro mundo, como lo percibimos y como interactuamos con él. Si no prestamos atención a algo, es como si no existiera.
El hemisferio derecho atiende a nuestra experiencia directa, momento a momento, como “un todo” – incluyendo como se relacionan los elementos entre sí y con su contexto. Es especialmente sensible a lo novedoso y lo desconocido. El hemisferio izquierda crea representaciones estables de nuestra experiencia que pueden ser categorizadas, analizadas y subdivididas en partes. Es epecialmente sensible a lo conocido y lo que considera relevante. Es capaz de estrechar el foco de la atención e incluso puede inhibir información proveniente del hemisferio derecho. Curiosamente, todas las emociones están procesadas y expresadas por el hemisferio derecho salvo la ira, que es competencia del hemisferio izquierdo. Esto puede explicar la sensación de estrechamiento del foco de atención cuando estamos enfadados y la tendencia de no ver el bosque a causa de los árboles.
Aún más interesante que las conexiones entre las neuronas es la falta de conexión entre ellas. Los dos hemisferios están conectados sólo por un banda de fibras nerviosas (comisuras) llamada el cuerpo calloso. ¿Por qué no hemos evolucionado para tener un cerebro con los dos hemisferios completamente conectados? Los dos hemisferios proporcionan dos perspectivas diferentes y complementarias, pero una de las perspectivas puede interferir con la otra. Hay casos de personas con epilepsia que sufren convulsiones tan graves que el único remedio es separar los dos hemisferios, cortando el cuerpo calloso. Increíblemente, estas personas no dan señales obvias de haber sido operadas (más que el cese de las convulsiones). Mucho de lo que sabemos de los hemisferios, lo debemos a los experimentos fascinantes que realizó el premiado Nobel, Roger Sperry, con personas sometidas a esta cirugía. Sus experimentos indican que cada hemisferio es capaz de ser consciente de manera independiente del otro. De hecho, incluso existen personas que viven, literalmente, con la mitad del cerebro.
Está claro que es preferible tener ambos hemisferios y las conexiones entre ellos intactas. Muchas actividades se benefician de una colaboración entre la intuición, la creatividad y la visión global del hemisferio derecho, y la conceptualización, el procedimiento y la focalización del hemisferio izquierdo. Sin embargo, la situación no es tan simétrica como parece. Si una persona sufre un derrame cerebral en el hemisferio izquierdo, pierde parte del uso y de las sensaciones del lado derecho de su cuerpo. Pero si sufre un derrame cerebral en el hemisferio derecho, no sólo pierde parte del uso y de las sensaciones del lado izquierdo de su cuerpo, sino que deja de atender al lado izquierdo de todo, sea la página izquierda del libro, el lado izquierdo de la página o la comida en el lado izquierdo del plato… Pierde completamente el concepto de “izquierda” porque el hemisferio izquierdo ileso es capaz de obviar todo lo que no encaje en sus esquemas.
Tenemos una sola consciencia que integra los dos hemisferios de manera transparente. Del mismo modo que no notamos las contribuciones de los ojos por separado a nuestra visión en tres dimensiones, nos cuesta distinguir entre la experiencia directa del hemisferio derecho y las representaciones automáticas del hemisferio izquierdo. No tenemos consciencia de las aproximaciones que ha hecho el hemisferio izquierdo para llegar a estas representaciones ni de lo que ha decidido filtrar de nuestra experiencia directa. Sabiendo que hay dos modos de atender a la realidad que la sabiduría de la evolución ha mantenido en gran medida separados, y que uno de estos modos es capaz de anular el otro, ¿qué podemos hacer para potenciar los dos?
Cuando era pequeño, tenía un ojo vago y me pusieron un parche en el ojo bueno para estimular al otro. La verdad es que no me sirvió para nada y tuve que aguantar las burlas de mis compañeros de clase, pero podemos aplicar la misma idea a los dos hemisferios. Es posible que tengamos un “hemisferio derecho vago”. Cuando practicamos Mindfulness, entrenamos la capacidad de expandir la zona de atención y de atender a nuestra experiencia como un todo (la consciencia abierta o sin elección, el dominio del hemisferio derecho). Suspendemos durante un tiempo nuestra manera habitual de buscar cosas que nos satisfagan (“ponemos un parche” en el hemisferio izquierdo). Sobre todo, entrenamos la capacidad de saber qué tipo de atención predomina en un momento determinado (la metaconsciencia).
Aunque tanto el hemisferio derecho como el izquierdo entienden lenguaje y forman pensamientos, en cuanto intentamos conceptualizar el mundo interno del hemisferio derecho éste pierde toda la gracia. Si no fuera así, quizás la separación relativa entre hemisferios no sería necesaria. Lo más cerca que podemos llegar a describir el mundo del hemisferio derecho es a través de metáforas y desde la propia experiencia de cada uno. Para mi, la práctica de Mindfulness me abre la posibilidad de acceder a más “espacio mental”: siento que mi mente es mucho mayor que sólo los pensamientos que surgen en ella. Me permite ver que mis pensamientos son representaciones o aproximaciones de la realidad, no una realidad absoluta. Produce un cambio de perspectiva aún más revolucionario que pasar de ver en dos dimensiones a tres.
Pero no tienes por qué fiarte de mi palabra cuando lo puedes experimentar por ti mismo/a. No es una cuestión de creencia (hemisferio izquierdo) sino de experiencia (hemisferio derecho).