¿Cómo es que un buen amigo a menudo es capaz de ver lo que nos está pasando mejor que nosotros? ¿Es posible ser nuestro propio mejor amigo?
Empatía
Cuando alguien empatiza con nosotros es capaz de sentir lo que nosotros sentimos. Gracias a las neuronas espejo en su cerebro, tiene la capacidad de simular nuestro estado emocional. Incluso puede llegar a sentir las mismas sensaciones físicas que nosotros (por ejemplo, un nudo en el estómago).
Amabilidad
Si estas sensaciones son desagradables, como suelen ser las asociadas al miedo o a la frustración, también serán desagradables para la persona que empatiza con nosotros. Es perfectamente normal no querer estas sensaciones, pero si nuestro amigo también intenta deshacerse de ellas con expresiones como “Estoy seguro de que todo irá bien”, nos será de poca ayuda. Para poder entender realmente lo que nos está sucediendo, hace falta una actitud amable y abierta hacia esos sentimientos negativos. A veces sólo necesitamos ser escuchados y no que alguien intente “arreglar” algo (ni siquiera los sentimientos desagradables). Aunque es mucho más fácil para otra persona, es algo que podemos aprender a hacer: escucharnos a nosotros mismos.
“Descentramiento”
1. Variedad de técnicas dirigidas a cambiar desde el pensamiento centrado (es decir, enfocarse en un solo rasgo saliente a la vez, con la exclusión total de otras características importantes) al pensamiento abierto.
Una de las razones por las que resulta más fácil para otra persona es que nuestros pensamientos – o lo que les decimos – forman parte de un panorama más amplio. A veces confundimos nuestros pensamientos con la realidad hasta que alguien más los cuestiona. Otras personas pueden darnos una perspectiva diferente y más amplia. Pero, ¿qué podemos hacer si no hay nadie disponible en quien confiemos lo suficiente para ayudarnos?
Resulta que nuestros cerebros son más grandes que los “pensamientos”. Podemos conocer las cosas conceptualmente, pero también podemos conocerlas experiencialmente. (Si no me crees, intenta pellizcarte y serás capaz de sentirlo antes de pensar “¡Ay!”). Prestar atención a nuestra experiencia física nos da “otro lugar para pararnos” desde el cual podemos observar nuestros pensamientos. Podemos ser nuestros propios psicólogos sin tener que acudir a una consulta o pagar por hora.
Es más fácil decirlo que hacerlo, especialmente cuando nuestras sensaciones físicas son desagradables o cuando nuestros pensamientos son particularmente persuasivos. Pero, con la práctica, es una habilidad que podemos desarrollar. Esto es esencialmente lo que es la práctica de Mindfulness.