¿Piensas con palabras?

Los pensamientos pueden ser verbales (en forma de palabras) o no verbales (imágenes e ideas). Algunas personas tienden a tener más pensamientos lingüísticos, mientras a otras se les ocurren más pensamientos visuales o conceptuales. Sin embargo, la manera más habitual de transmitir un pensamiento de una persona a otra es a través del lenguaje, lo que fomenta este tipo de pensamientos.

Hay mucho debate entre psicólogos y lingüistas sobre hasta que punto el idioma determina o influye en la manera de pensar. Puedes hacer un experimento para ver cómo te afecta tu manera de expresarte mentalmente. La próxima vez que notes el pensamiento “me molesta X“, date cuenta de que es un atajo para “estoy experimentado sensaciones y sentimientos que cualifico de desagradables, en reacción a X“. En la frase “me molesta X”, el sujeto X está haciéndonos algo a nosotros, el objeto. Si X es un sonido, por ejemplo, ¿cómo es posible que un sonido nos haga algo? Y si X es una persona, ¿cuánto de la molestia la causa él/ella, y cuánto la producimos nosotros mismos? (¡Ojo!: la pregunta no va de “quién tiene la culpa”.)

La propuesta no es cambiar nuestra forma de pensar, sino tener más consciencia de ella. Si practicamos Mindfulness con regularidad, podemos desarrollar la capacidad de observar nuestros pensamientos, en lugar de automáticamente creérnoslos y obedecerlos.

Palabras de alerta

Debo, tengo que, quiero, prefiero, intento, consigo, deseo, ojalá, me gusta, me molesta, me cuesta, me hace, me pone, soy así…

Todas estas palabras contienen un elemento de juicio subjetivo que fácilmente puede pasar desapercibido. Los juicios no son “malos” en sí, pero si no nos percatamos de ellos, puede que actuemos con sesgos inconscientes. Si un pensamiento incluye una palabra de la lista, podemos investigarlo en más profundidad y preguntarnos si, realmente, se alinea con nuestros mejores intereses.

Languaging

Jon Kabat-Zinn y Saki Santorelli fueron muy conscientes de la importancia del lenguaje en el desarrollo de su variante occidental de Mindfulness. Ciertas palabras o frases en sus meditaciones guiadas pueden sonar un poco raras, pero todas han sido cuidadosamente pensadas a través de un proceso que llaman “languaging“. También utilizan metáforas y poesías para sugerir actitudes a adoptar en lugar de decir cómo las cosas tienen que ser (porque ya son como son y la práctica se trata de darnos cuenta de ello).

Por ejemplo, no dicen que hagas algo, sino te invitan a hacerlo. De esta manera, es menos probable que surja un juicio sobre lo bien o lo mal que lo hayas hecho. Estos juicios pueden acabar distrayendo nuestra atención de nuestra experiencia en el momento presente.

No eres tus pensamientos

Cuando empecé a trabajar en España sólo chapurreaba en español. Me recuerdo sentirme como si fuese el protagonista de una película de mi vida, doblada en español. Claro que me interesaba que la película saliera bien, pero, a la vez, sentía que no tenía nada que perder – una sensación que me recordaba a cuando era más joven, con menos responsabilidades. Era como si hubiese una pequeña “distancia” o “espacio” entre yo y mi percepción de la realidad y de mis pensamientos. Ya pensaba en español, pero con palabras que me resultaban menos familiares que sus equivalentes en inglés. Ese pequeño espacio me abrió la posibilidad de observar mis pensamientos y emociones con una perspectiva más amplia y de ser menos reactivo. Con el paso del tiempo, el espacio se ha ido cerrando con mi dominio del idioma, sin embargo, un práctica diario de Mindfulness me ha ayudado a recuperar esa perspectiva.

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