La colaboración, los valores y la cultura
Si has visto una sesión del parlamento del Reino Unido en directo alguna vez, puede que los sonidos de asentimiento y disentimiento te hayan parecido más los gemidos de unos corderos “mindless” que los debates de unos políticos mindful. Sin entrar en asuntos de actualidad, no podemos decir que los políticos sean paradigmas de colaboración. Sin embargo, el hecho es que 10% de todos los miembros de parlamento británico – unas 45 personas – han completado un curso de 8 semanas de MBCT (Mindfulness Based Cognitive Therapy) en los últimos 3 años.
La iniciativa original fue de Chris Ruane, un laborista que había descubierto que su práctica de Mindfulness desde hacía muchos años, le ayudaba enormemente a gestionar el estrés. Empezó por convencer a otros miembros de su partido para que lo probaran. El motivo inicial para participar era de índole muy personal: sufrían mucho estrés debido a la presión de la opinión pública. Al fin y al cabo, aunque se nos olvida a veces, los políticos también son personas… Poco a poco, el éxito del curso hizo que se corriera la voz, e incluso llegaron a interesarse por el curso políticos de otros partidos.
Mindfulness ayuda a quitar leña del fuego, sin quemarse.
Además de ayudarles con sus problemas de estrés, Mindfulness permitía a los políticos británicos ver las cosas con otra perspectiva. Cuando surgía un conflicto, eran capaces de mantener la atención en lo que decía el otro, sin perder de vista sus propios objetivos. Esta atención les proporcionaba más información y, en algún caso, una pista sobre cómo resolver la situación. También notaron que su actitud tenía una influencia positiva en el otro, con independencia de si su “contrincante” había hecho el mismo curso de Mindfulness o no. Mindfulness les ayudó a quitar leña del fuego, sin quemarse.
Una negociación es una especie de baile en el que se dan pasos hasta moverse en sincronía.Hablamos de rol que tiene la compasión en el liderazgo en el primer artículo de esta serie. Los políticos son los líderes de facto de los países que representan. Del mismo modo que la aceptación no es equivalente a la resignación, la compasión no es equivalente a “ser blando” o “ceder terreno”. En una negociación, es más importante conocer los intereses (el por qué) del otro que su postura (el qué). Por ejemplo, en la película el “Silencio de las corderos”, la joven Starling quiere que el psicópata Dr. Hannibal Lecter le ayude con un caso. Lógicamente, Lecter quiere que le liberen (esto es su postura) pero sabe que esto no es factible y entonces revela su interés – poder ver el mundo exterior – algo que se podría satisfacer simplemente dándole una celda con ventana.
Una negociación es una especie de baile en el que se dan pasos hasta moverse en sincronía. Los pasos consisten en revelar información hasta que haya una resolución, incluso si ésta es la admisión de que realmente no existe ninguna. En la película, el Dr. Lecter insiste en un quid pro quo: te doy algo si tú me das algo a cambio. Las negociaciones no tienen por qué realizarse así (a no ser que estés negociando con un psicópata), sin embargo, si no prestas atención plena (por estar demasiado empeñado/a en tus propios intereses), puede que una información valiosa – como un escenario que satisfaga a ambas partes – pase desapercibida. En un artículo sobre el silencio en el sentido más amplio de la palabra, vimos la importancia de la escucha con atención plena (Mindful listening). Es más, si no nos escuchamos a nosotros mismos con atención plena, puede que ni nosotros sepamos con certidumbre cuál es nuestro verdadero interés.
Juegos de suma no cero
En los juegos de suma cero, lo que uno gana, otro pierde. El dinero es un buen ejemplo de un juego de suma cero: si te doy 1€, tú ganas 1€ y yo pierdo 1€. Los juegos de suma no cero, en cambio, permiten escenarios en los que todos los jugadores ganan (las situaciones “win-win”). Con diferencia a lo que ocurre con el dinero, la revelación de información puede conducir a un beneficio neto, tanto para el que recibe la información como para el que la proporciona. Si nuestros antepasados compartían información sobre dónde encontrar una presa grande, por ejemplo, podían colaborar en la caza y tener mayores posibilidades de éxito. El intercambio de información es en sí mismo un ejemplo de un juego de suma no cero.
Uno de los frutos inesperados de la participación de tantos políticos británicos en los cursos MBCT fue la puesta en marcha de un informe confeccionado por The Mindfulness Initiative. El informe contiene recomendaciones para los sectores de la sanidad, la educación, el sistema judicial y – como no – las empresas. Muchas de estas recomendaciones están ya puestas en práctica, como el ofrecimiento de cursos de MBCT por la sanidad pública británica. The Mindfulness Initiative está trabajando actualmente con 40 países del mundo – sólo cabe esperar que España se sume pronto a la iniciativa.
En una conferencia sobre Mindfulness en las empresas que tuvo lugar en Zaragoza en Mayo de este año, tuve la suerte de conocer a Jamie Bristow, el director de The Mindfulness Initiative y de intercambiar experiencias y reflexiones con él.
Jamie nos presentó un nuevo informe de The Mindfulness Initiative, esta vez enfocado al ámbito laboral, que cita 45 estudios de investigación que vinculan Mindfulness con mejoras en relaciones entre empleados, mayor colaboración y más resiliencia ante los desafíos del trabajo.
El “superyó” versus el “superyó empresarial”
Los valores determinan cómo o con qué actitud haces lo que haces. En el caso de la práctica de Mindfulness, la actitud es clave, como vimos en este artículo. Del mismo modo, nuestra actitud condiciona completamente todo lo que hacemos. Hoy en día se ha puesto de moda que las empresas publiquen sus valores como si fuesen un lema en latín que adorna un escudo.
Ahora bien, ¿qué pasa si hay un conflicto entre tus valores y los de la empresa? En algunos casos ni reparamos en la disonancia. El psicoanalista Freud postuló la existencia, en nuestra inconsciente, de un “superyó”, responsable de la censura de impulsos e ideas contrarios a las normas. En su libro “El malestar en la cultura” habló de un “superyó cultural” como una extensión del superyó del individuo. Si estuviera vivo todavía, tal vez hablaría de un “superyó empresarial”. Puede que Freud tuviera razón en decir que no podemos acceder al contenido de nuestro superyó de manera consciente. Sin embargo, a través de la práctica de Mindfulness podemos desarrollar una consciencia de cómo un malestar se manifiesta en forma de sensaciones corporales, lo que nos permite percatarnos de que algo no va bien. Si esto sucede, o cambias tú o te cambias de empresa… o ¿es posible cambiar la empresa?
La cultura – “así es cómo hacemos las cosas aquí”
Uno esperaría que los valores de una empresa fueran nada más que una formalización de algo que ya es intrínseco: la cultura de la empresa. Si bien los valores se inculcan desde arriba-abajo, la cultura es algo más dinámico. La cultura influye en todos los empleados y a su vez es moldeada por ellos. Si hay un eslabón débil o un elemento de cinismo en la cadena de transmisión de valores de arriba-abajo, la cadena es susceptible de romperse. ¿Qué puedes hacer si la cadena se rompe antes de llegar a tu nivel? Si crees que los valores tienen sentido, esto es suficiente para promoverlos en tu entorno. Si permites que el cinismo te alcance, tarde o temprano acabarás desencantado y “desvinculado” de la empresa. El propósito de Mindfulness es precisamente el contrario de aislarnos de algo que no nos guste.
¿Cómo influir en la cultura?
Hemos visto cómo una sola persona fue capaz de plantar una semilla en el parlamento británico que está teniendo un impacto en otras personas, otros ámbitos e incluso otros países. Actuó como un agente de cambio o un catalizador de un proceso. La práctica de Mindfulness es una manera de influir positivamente en la cultura de una organización de abajo-arriba.
Tengo la suerte de trabajar en una empresa que ofrece cursos de Mindfulness a los empleados. Son cursos muy intensivos de dos días que muestran el potencial de Mindfulness, del mismo modo que una sesión de iniciación del gimnasio te permite conocer las máquinas y tener una idea de los beneficios que puedes obtener si las usas con cierta regularidad. El curso de Mindfulness es el más solicitado de todos que ofrece mi empresa. El problema es que, después del entusiasmo inicial, la presión del día a día hace que los buenos propósitos no siempre se conviertan en buenas costumbres.
No hay razón para impedir que tú plantes una semilla en tu organización.Para ayudar a mantener la continuidad, organizo una sesión de media hora de práctica de Mindfulness en el trabajo a la hora de comer. Hacemos prácticas breves, comentamos las experiencias de estas prácticas y exploramos maneras de trasladarlas al día a día. No cuesta nada hacerlo y personalmente me beneficio de estas sesiones tanto como los demás – la única dificultad ha sido encontrar un lugar apropiado. Estamos viviendo un momento curioso en el que, por un lado, muchas empresas están impulsando Mindfulness y, por otro lado, existe todavía un tabú en el contexto laboral por falta de comprensión. He podido contar con la aprobación de recursos humanos para hacerlo, pero sigo convocando las sesiones a una lista de personas en copia oculta. Sin embargo, he notado que las actitudes están cambiando y la práctica de Mindfulness se está convirtiendo en algo tan cotidiano como ir al gimnasio. No hay razón para impedir que tú plantes una semilla en tu organización. Quién sabe lo que podría florecer.