¿Un modo de ser o ser una moda?
Los deportistas de élite están siempre en búsqueda de ese “algo” que les puede dar una ventaja sobre sus rivales. El equipo de ciclismo nacional de Gran Bretaña atribuye su éxito a las ganancias marginales que, a tan alto nivel de competición, pueden marcar la diferencia entre una medalla de oro y un agradecimiento por participar.
¿El hecho de que equipos de NBA (incluyendo super-estrellas de baloncesto como Michael Jordan, Kobe Bryant y Shaquille O’Neal) han estado practicando Mindfulness con George Mumford nos tiene que llamar a la atención? ¿O es otra noticia provocativa como cuando Uri Geller – aquél que doblababa cucharas con sólo el poder mental – entrenaba equipos de fútbol de la primera liga?
Pensamientos sobre pensamientos
Hay una plétora de libros sobre “Cómo hacer … con Mindfulness” y aunque leer sobre un tema interesante (como estás haciendo ahora) puede fomentar la motivación, la única manera de cultivar Mindfulness es a través de la práctica en sí, como es el caso para avanzar en cualquier deporte. Una de las consecuencias de practicar Mindfulness con regularidad es poder calmar la mente para ser capaces de ver con más claridad lo que está ocurriendo de un momento a otro. Nuestros pensamientos a veces nos ofuscan y leer demasiado tiene el peligro de crear aún más pensamientos.
Correr con Mindfulness
Tal vez deberíamos aprender a caminar con Mindfulness antes de correr con Mindfulness. O antes de caminar con Mindfulness, estar de pie. O bien, antes de estar de pie, sentarnos con Mindfulness. Y ya puestos, tumbarnos con Mindfulness antes de sentarnos. De hecho, los cursos de 8 semanas de Mindfulness de MBCT y MBSR se desarrollan de esta manera.
Estar en un estado de flujo / en la zona
Si tienes un nombre tan difícil de recordar fuera de tu país natal – sin hablar de pronunciar o deletrear – como Mihály Csíkszentmihályi y, aún así, consigues una fama mundial, tu idea tiene que ser realmente buena. Muchos deportistas han descrito el estado de flujo (flow) como un estado en el que el tiempo corre a cámara lenta, en el que se pierden la autoconciencia y en que sienten totalmente absortos/as en su actividad con una sensación de control absoluto sobre ella. Dicho así, es poco sorprendente que asocien un rendimiento alto con el estado de flujo.
“Jugué todo el partido en una especie de trance, como si el futuro estuviera desplegándose ante mis propios ojos desinteresados.”
Pelé, hablando de su primera Copa Mundial en 1958
“…no he sido yo. Había otra cosa guiando el bate. No veía la pelota, y puedes pensar lo que quieras, pero otra mano estaba guiando el bate.“
George Shuba, hablando de su home run en la World Series de Baseball de 1953
“Sentí que el momento de mi vida había llegado. No había dolor, sólo una gran unidad de movimiento y propósito. Parecía como si el mundo se hubiera parado, o no existiera. La única realidad eran los próximos 200 metros de pista por debajo de mis pies. La cinta significaba finalidad – tal vez extinción.“
Sir Roger Bannister, recordando el día que rompió la barrera de los 4 minutos en la milla
¿Cómo consigo entrar en un estado de flujo o en “la zona”? Según Mihály Csíkszentmihályi, para lograrlo hay dos tipos de condiciones: unas están relacionadas con la actividad y otras con cómo emprendemos dicha actividad. Estas últimas tienen mucho que ver con Mindfulness: atención plena en el momento presente (concentración) y consciencia de la acción. No basta sólo con la concentración en un único punto – cualquier deportista debe ser consciente de todo lo que está pasando a su alrededor como, por ejemplo, lo que hacen los demás jugadores, la dirección del viento, etc.
Además, para entrar en un estado de flujo, nuestras habilidades deben estar adaptadas al grado de reto de la actividad: si son inadecuadas puede conducir a ansiedad o frustración; si son sobrantes puede conducir al aburrimiento o la dejadez. Con las habilidades que tengamos, podemos elegir el nivel de reto de las actividades que hacemos (¿tiro desde la línea de 3 puntos o paso el balón a un compañero?) siempre y cuando seamos conscientes de la situación y estemos abiertos/as a esta realidad.
Coaching
El término inglés de “coach” originalmente se refería a un entrenador de un deporte; hoy en día suele referirse a una persona que ayuda a personas a lograr sus objetivos (sean deportivos o no). Hay muchas escuelas de coaching ahora, pero una de ellas tiene sus origines en un libro top ventas de Timothy Gallwey: “El juego interior de tenis“. El principio central es la observación de ciertas variables con apertura y con la mayor precisión posible. De esta forma, el cuerpo haría los ajustes necesarios de manera automática para lograr el mayor rendimiento.
Esto es Mindfulness de nuevo. Mindfulness es una capacidad de autorregulación de la atención, con una actitud de apertura hacia la experiencia que surge en cada momento. A veces notamos un cambio en nuestra experiencia por el simple hecho de prestar atención. Poner el foco de atención en una sensación de tensión o tirantez en un músculo puede desencadenar una relajación automática del músculo. Paradójicamente, si intentamos relajar el mismo músculo, suele tener el efecto contrario. Del mismo modo, llevando la atención al cuerpo en movimiento, el cuerpo puede encontrar pequeñas optimizaciones – o ganancias marginales – sin que haya ningún pensamiento explícito. En una de las prácticas de Mindfulness – el escaneo corporal – se hace un repaso de todo el cuerpo, centrándonos en las sensaciones físicas zona por zona, sean como sean, y prestando atención especialmente a cualquier cambio que notemos. Con una práctica regular, las sensaciones corporales nos son cada vez más accesibles y podemos desarrollar la capacidad de observación con mayor precisión.
¿Estar en la zona para hacer deporte o hacer deporte para estar en la zona?
No todo el mundo busca necesariamente mejorar su rendimiento deportivo. Hay muchos motivos para practicar un deporte, entre ellos, estar en forma o el puro disfrute. Estar en la zona suele ser una experiencia muy positiva. Aún si estamos cansados y nos duelen los músculos, podemos sentirnos muy vivos e incluso experimentar una sensación de alegría. A pesar de esto, nos cuesta mucho estar presentes o en la zona. Hacer un deporte – sobre todo a un nivel adecuado a nuestra capacidad – puede ayudarnos a estar en el momento presente y a desengancharnos de ciertos pensamientos y emociones persistentes. Sin embargo, es fácil que el deporte remplaze unos pensamientos obsesivos con otros, sobre todo si nos ponemos metas muy exigentes.
Si practicamos un deporte para conseguir estar en la zona, existe un peligro de que tengamos que buscar actividades cada vez más exigentes, más largas, más competitivas o incluso más arriesgadas, para sentir de nuevo esa vitalidad del momento. El escalador Alex Honnold – que escala grandes paredes solo y sin cuerdas, ¿lo hace para estar en la zona, o tiene que estar en la zona para poder hacerlo? El recordman de la ultramaratón de Western States 100 millas y drogadicto recuperado, Timothy Allen Olson, ¿practica estar presente para poder correr tan lejos, o correr tanto le hace sentir presente? Sólo ellos pueden saberlo.
El problema con hitos y métricas
Los objetivos son necesarios para tener la motivación de practicar un deporte y contar con una retroalimentación continua es uno de los requisitos para entrar en un estado de flujo. Pero si ponemos el foco en los hitos (el qué) y las métricas (el cómo) y no en el por qué, corremos el riesgo de no conseguir lo que realmente deseamos, si es que realmente sabemos lo que es).
Por ejemplo, supongamos que queremos fortalecer nuestros biceps. Puede ser porque tengamos que levantar objetos pesados en nuestro trabajo, porque nos queramos recuperar de una lesión o simplemente porque queramos ser más atractivos. Nos ponemos con pesas y máquinas enfocadas en trabajar los biceps. Al paso de unas semanas, notamos una mejora y aumentamos la carga. Pero en algún momento empezamos a poner el foco en cuánto peso estamos levantando en el gimnasio – o sea, en las métricas. Para poder avanzar más rápido, aumentamos la carga pero, como los músculos tardan más tiempo en responder al entrenamiento, tenemos que involucrar otros grupos de músculos para compensar. Sin darnos cuenta, nuestro foco en las métricas ha hecho que nuestra ejecución – o por lo tanto el resultado – del ejercicio sea menos eficaz.
Este problema es especialmente pernicioso con la práctica de Mindfulness. Aunque Mindfulness nos ayuda a tener consciencia de ello, si vemos beneficios por practicarlo, es fácil convertirlo en una pastilla que tomamos por la mañana para conseguir algo. Por eso la práctica de Mindfulness no es sólo una de entrenar la atención: la actitud con la que practiquemos Mindfulness es clave. La mejor manera de aprender las actitudes más conducentes es experimentándolas con un instructor que las personifica.
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